Hoy 31 de Octubre 2011, hubo como un tipo de alarma en mi cuerpo que de pronto no descifré… minutos y un café más tarde, reconocí el aviso. Hoy se cumplen 5 años de aquel Halloween que cambió mi vida por siempre. El 31 de Octubre del 2006, cerca de las 9pm, me levanté desorientado de una siesta como resultado de trabajar todo el día desde temprano en la mañana y que aún me quedaba una grabación por hacer. Mi gran ayuda para conciliar el sueño ante tanto tráfico mental y agendas por cumplir, era un gran abanico de techo que con su ruido monumental, emulaba una gran tempestad que te transportaba casi de inmediato a la dimensión de los sueños. Este aparato en el techo, gigantesco e imponente, era construido con unas grandes aspas de metal, y como gran veterano de mil campañas, pese a alguna corrosión notable, su fuerza e ímpetu en su función era impecable.
Al levantarme de la siesta, mi primer impulso fue quitarme la camisa para ducharme y despertar (en ese orden). En el momento de levantar las manos, el gran abanico con su fuerza imparable, golpeó mi mano izquierda en el área lateral de la muñeca. Fue como un perfecto y limpio hit de Clemente. Mis ojos no salían del asombro al mirar el gran daño causado en mi mano. De la muñeca a los dedos, hubo un adormecimiento aterrador y el dolor era surreal. Sin pensar en nada más y como si ya la vida hubiera ensayado la casualidad, mi hermano que trabajó hasta inusualmente tarde en su oficina cerca de mi casa, respondió mi llamado y nos fuimos al hospital. Mi mano no se sentía… puedo describir cosas más crudas pero no son relevantes a donde voy con esta nota…
Luego de visitar 3 salas de emergencias de la capital, esa noche lograron estabilizarme pero me enviaron urgente al día siguiente a ver al cirujano ortopeda José Santiago. El Dr Santiago cuando me evaluó, me dice lo siguiente: “Bueno, aún no sabemos, pero si ese abanico cortó los nervios, vamos cuesta arriba porque puede no haber recuperación” Esas palabras fueron el detonador de lo que no había pensado hasta ese momento; esa es mi mano de tocar!! Vamos cuesta arriba?? Que significa eso? Yo tengo shows hasta fin de año y quiera Dios hasta que deje este mundo!! El Dr. muy responsablemente me dice: “Tenemos que prepararnos para lo peor, esperando lo mejor…” El kiosco se me comenzó a caer poco a poco… me percaté de la amenaza real de aquel violento encuentro con el majestuoso aparato mohoso…Era en efecto real la incertidumbre si podía volver a tocar guitarra o no…
Se programó una operación para los próximos días… esos días previo a la cirugía fueron los más largos de mi vida, entre preparativos, placas, pruebas… mi mano permanecía en el adormecimiento… no respondía, mi cerebro le decía que se moviera y nada…nada… Mi mente aunque confundida en la incertidumbre, tenía rastros de optimismo asomándose… dentro de mi, sabía que no importara lo que pasara, yo iba a estar bien y que iba a seguir tocando guitarra. Y lo he dicho bien…rastros…algo… una voz tímida que decía que todo iba a salir bien. Decidí seguir ese diminuto rastro hasta convertirlo en mi fe y único sustento en esos momentos. Cuando el Dr. termina la operación, ya yo había despertado antes de tiempo. Me da la buena noticia de que los nervios no estaban rotos, si no lastimados y que eso eran buenas nuevas, aunque era cuestión de tiempo y terapias el cuando mi mano iba a despertar de ese sueño no planificado.
Aunque aliviado de que se descartó la ruptura nerviosa, la realidad es que aún mi mano seguía sin reconocer la guitarra. Ese tiempo de espera, que no tenía una duración definida, fue mi lección de vida. Fueron tantas personas las que me mostraron su cariño y ayuda en ese momento que yo no podía creer tantas muestras de bendición pese a tan delicada experiencia. Hubo colegas que privadamente me hicieron acercamientos de sustituirme en mis trabajos para que yo siguiera cobrando. Las llamadas y buenas vibras si que conquistaron la ley de atracción! Mi mano no respondía aún pero me sentía protegido, como guardado bajo el ala de Dios hasta que fuera el momento de continuar con mi segunda oportunidad de seguir tocando.
Es increíble que tenga que ocurrir algo tan fuerte para uno empezar a reconocer las cosas que realmente son las importantes en la vida. Que cosa que dentro de nuestra ignorancia, nos comportamos con cierta arrogancia y muy seguros de que no vamos a perder lo que ya damos por sentado. La realidad es que nuestro mundo puede cambiar en un segundo. Nada de lo que tenemos es permanente, así lo pude ver yo con esta experiencia… solo nuestra gratitud por lo que tenemos es lo que nos hace crecer y comprender la naturaleza de estar vivo. Aprendí que en ese momento, nada de lo que me quejaba diariamente (el clima, las noticias, la goma, la gente indeseable…ect) no tenían absoluta importancia mientras esperaba a que mi mano despertara al mundo musical nuevamente.
Recordé a cada minuto lo mucho que me gusta tocar, lo mucho que me llena el alma, lo agradecido de Dios que estaba por dejarme vivir de mi pasión. Pensé mucho, mucho en mi hijita, mi familia, mis amigos, lo rico que es disfrutar de momentos simples, filosofar con los panas… en fin esa experiencia transformó mi forma de ver las cosas… Yo acepté que era una posibilidad el hecho de que si podía así de un suspiro perder mi habilidad para tocar a causa de ese accidente. En vez de pedir y prometer por una segunda oportunidad, mi vida giró alrededor del agradecimiento por lo que tenía, el gozarme lo que la vida me presenta, el sol, la lluvia, los besos de mi hijita… en fin disfrutar que habitamos aquí y ahora!
4 meses después, recuperé por completo mi habilidad para tocar… la vida me otorgó la segunda oportunidad y humildemente acepté la responsabilidad de tomarla. Desde ese momento en adelante, hago lo humanamente posible por ver lo positivo en toda situación.
Avanzando hacia el tiempo actual, 5 años más tarde, es evidente que las adversidades en general no han desaparecido. Al contrario, el pesimismo colectivo es aún mayor, y con mucha razón. Hay crisis económica, crímenes absurdos, pérdidas de empleos y lo peor, pérdida de esperanza de tiempos mejores. Como es natural, las adversidades y pérdidas no me han dejado de ocurrir a mi tampoco, pero mi reacción ante ellas hubiese sido mucho más difícil sin esta lección de hace 5 Halloween atrás.
El mundo no ha dejado ni dejará nunca de ser adverso e injusto. Aún así no podemos enganchar los guantes. Es importante dar la batalla por lo nuestro, por lo que sea que traduzca en buena lid nuestra felicidad. “Vivir, amar y aprender” no hay de otra. (Reflexión tipo sección Self-Help jeje…)
Sé que muchos amigos recordarán esto que me pasó, a todos ellos, gracias de nuevo.
“En la vida nada es permanente, nada puede ser permanente. No esta en tus manos hacer algo permanente. Sólo cosas muertas pueden ser permanentes. Mientras más vida tenga algo, más fugaz será”.
Juan Carlos, pareceré una "stalker" pero tienes arte! Éxito
ResponderEliminarXoxo,
-E
Jajaja, gracias!!
Eliminar