Honrado por esta entrevista publicada por mi buena amiga periodista Paola Marte de la República Dominicana!
Aquí comparto el enlace...
http://paolamarte.com/juan-carlos-rodriguez-en-la-musica-se-hace-camino-al-andar/
Gracias Pao!
Me gusta escribir y quiero de alguna forma, en este blog compartir mi pensar de vida mediante la música. Esto está en proceso, respeto mucho el idioma y la escritura. Mi meta es convertirlo en un hábito y escribir frecuentemente. Gracias por visitar
sábado, 29 de junio de 2013
martes, 25 de junio de 2013
Cuando una cosa lleva a la otra
¡Todo es cuestión de networking! Ok...es algo que se repite mucho cuando se habla de escalar
pasos hacia mejores oportunidades, tanto en el plano profesional como en el
cotidiano. En aproximadamente 20 años de estar en este revolú de la música, es cool hacer una proyección del pasado
desde la pantalla del presente y ver cómo las oportunidades que he tenido se
enlazan a eventos random, unos con los
otros. Me voy en este viaje cada vez que ando en el ajoro de shows o ensayos y, aunque sea en un
tapón, detengo la mente para agradecer ese “rush” de andar en la locura de
tocar y vivir de la música. Todo lo que hago hoy no parece ni siquiera un
trabajo, aludiendo al gran Confusio (no, no fue el que inventó la confusión,
como dijo aquella linda chica...).
Por eso mi post es en honor a esos eventos random
o a esas cosas que parecen “casualidades” que después, al seguirle el rastro,
veo que han llegado a lugares insospechados. Y eso es súper cuando uno decide
apostar todo a algo y de repente todos los aspectos de la vida de uno responden
en la misma dirección. Es adquirir un estilo de vida que te lleva de una cosa a
la otra; así como las máquinas que hacen los lápices... (el video de eso en youtube está muy bravo, me lo enseñó mi
hija). Este escrito visita alguna de esas “casualidades” y cómo esto me llevó a
iniciarme en la música. La verdad que es divertido no saber lo que te puede
ocurrir porque nada está escrito... Life is crazy!
Nacido y criado en el campo (Naranjito City),
rodeado de familia grande, que criaba gallos de pelea, no era raro verme desde
pequeño en alguna gallera, rodeado de gente mayor y apostadores del “boxeo
gallístico”. Sin tener MTV, pero sí Alfa Rock y una que otra tienda de discos
en el casco del pueblo, mi adolescencia fue de fanatismo al heavy metal. Ozzy,
Iron Maiden y Dokken eran mis favoritos. Esa exposición a tan agresivas
guitarras en esas grabaciones, me llevó a ese gran día donde este pana mío de
la escuela me dijo que tenía una guitarra eléctrica que quería vender... nunca
había contemplado que yo podía tener una guitarra eléctrica y aprender a tocar
como mis héroes Randy Rhoads, Jake E. Lee o George Lynch... (já! yeah right...)
Era una guitarra tipo Fender Stratocaster
negra, que vendía Sears en los catálogos. Sí, esos catálogos americanos que
nosotros en el campo veíamos como un grandioso mall encuadernado, donde tú mandabas a buscar algo y esperabas por
correo un módico tiempo de 3 meses para que llegara... Bueno, el pana quería
$100 por la guitarra, pero finalmente transamos por $50 y un gallo de pelea que
mi papá le dio. Él estaba feliz con su gallo y $50 en muchos billetes pequeños,
y yo contento con mi guitarra de Sears.
A mis 13 años, me ganaba los pesitos en
la gallera. Mi trabajo era cargar el gladiador con las mortales espuelas hacia
el ring de pelea, mostrárselo al juez para que lo inspeccionara y de ahí a que
se “esbarataran a espuelazos” siguiendo su instinto. Mirando ese trabajo ahora,
me doy cuenta de la responsabilidad que pesaba sobre mí; cargando un peleador
cuya apuesta muchas veces era miles de dólares. Un movimiento en falso que yo
hiciera y el gallo me iba a llenar de rotos y sangre. Pero esa habilidad era
tan natural en mí, que ni me pasó por la mente la posibilidad de fallar. ¿Qué interesante eso, no?
Con el ingreso de ese trabajo logré
matricularme en Rock Unlimited, una escuela de guitarra en San Juan que tenía a
uno de los maestros más bravos, Aníbal Rivera, quien en ese tiempo era el
guitarrista de Ednita Nazario y yo lo veía tocando en Noche de Gala (¿cómo eh?).
Recuerdo que el sustituto de Aníbal muchas veces fue un gran maestro llamado
Osvaldo López... Mi bro Junín, quien tal vez consciente o inconscientemente
mostró su fe en mí y mi guitar-ride, se ofreció a llevarme del campo a la
ciudad capital a tomar las clases todos los sábados. Creo que ahí se establece
oficialmente mi conexión con el instrumento.
Escribo esto también, pensando que me
está tocando (desde hace algún tiempito ya...) compartir mi experiencia con los
que andan creciendo y queriendo buscar su sitio en la música. Yo siempre digo
que hay que tomar todas las oportunidades que vengan porque no sabes cuándo una
cosa te llevará a la otra. De ese comienzo con la guitarra, nunca imaginé a dónde
llegaría, mi pasión era el proceso... el camino. Entre Rock Unlimited y hoy,
han pasado miles de “casualidades” más. Lo curioso es que muchas veces no nos
damos cuenta de que crecemos.
Las “casualidades” son parte del camino y
no del resultado o la gran meta; de hecho ¿cuál es la gran meta? ... No hace
diferencia cuando se hace lo que se hace por una convicción que habita
permanente en tu sistema de creencias.
Las metas se cumplen, no se cumplen, se
renuevan, evolucionan y hasta se rentan...
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